Tuesday, August 21, 2018

El Papa le pide ayuda a alos laicos

Lo que está ocurriendo con la Iglesia Católica es una tragedia cuyas enormes dimensiones todavía no han calado bien entre todos sus miembros. 

Son centenares los sacerdotes violadores, millares las víctimas, miles de millones los  dólares pagados en compensaciones más miles los  millones que habrá que pagar. Para poder hacerlo se cierran  conventos, escuelas y hospitales porque hay que vender los edificios y la Iglesia pierde presencia. 


Pero el problema principal no es ese sino la pérdida de confianza en una institución en la que se ha abusado a los más débiles, a los inocentes, a los que supuestamente la Iglesia debía educar y proteger.
Lamentablemente no se trata de casos aislados, sino de una corrupción profunda que llega desde las parroquias hasta el Colegio Cardenalicio, pues hay Cardenales involucrados directamente en los crímenes, pero lo  peor no es eso, sino que la Iglesia ha mantenido una política de encubrimiento y protección para el sacerdote criminal y de desprecio para las víctimas, lo que ha permitido la proliferación del problema, la ha desacreditado  y amenaza con destruírla. El Papa ya no confía en sus Obispos.


El Papa, desesperado por la ola de denuncias que se extiende por todos los continentes y países pide la ayuda de los laicos para que sean estos los que vigilen el comportamiento de los curas y así tratar de paliar la plaga del abuso sexual. Pero esta medida jamás dará los resultados que el Papa desea mientras la causa, que no es otra que el celibato cural no se elimine de raíz permitiendo que los sacerdotes tengan esposa o compañera.


En ninguna parte de las Escrituras se ha afirmado que Jesucristo y sus Apóstoles hayan sido célibes y el celibato, que  es una medida contra natura basada en la satanización del sexo normal lo que ha logrado es abrirle las puertas de par en par al sexo anormal, obedece estrictamente a razones económicas y legales, nunca teológicas. (Se han descubierto y publicado  papiros comprobados como legítimos que hablan de la esposa de Jesús).


Mientras no se resuelva el problema de fondo ninguna medida dará resultado y las buenas intenciones deJuan Pablo II, un hombre bueno pero tímido que parece no tener la fuerza necesaria para enderezar el rumbo de la Iglesia quedarán en nada. 

Lo que es peor, la Iglesia que ha sido una organización de claro oscuros en la que hay mucha gente noble dedicada a hacer buenas obras y que sacrifican su vida en ello pero también seres perversos que la socavan por dentro seguirá cayendo en el descrédito y conservará fuerza únicamente  en los países del Tercer Mundo Profundo, (Centro América, regiones del Africa), si acaso,lo que sería una gran pérdida..

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